Rondas y canciones para niños

Es una simpática forma de integración, de la que surgen las primeras amistades, además de las primeras experiencias en danza, juego, canto coral, ritmo, rima y amor por las tradiciones. Muchas de las rondas que hemos cantado todos en los primeros años de nuestra vida, y que cantan hoy nuestros niños, son parte del legado europeo que integra nuestra cultura. Buen ejemplo de ello son Cucú, compuesta en 1657 por el español Luis Belmonte Bermúdez y Mambrú se fue a la guerra, burla de los franceses al duque de Marlborough, que los venció en 1709. La Navidad es una de las tradiciones europeas más arraigadas entre nosotros, y los villancicos nos conectan con ella de manera especial, por eso aparece en esta antología Hacia Belén va una burra, una de las muchas canciones navideñas compuestas en el siglo XVIII por el fraile español Antonio Soler. Cada grupo de niños termina apropiándose de las rondas tradicionales, las hacen suyas, cambian sus letras y las integran de tal manera a su idiosincrasia, que al final son universales, como lo diría Machado si hubiera escrito sobre ellas: Hasta que todos las cantan, las rondas, rondas no son, y cuando las cantan todos, ya nadie sabe el autor, pues acomodan sus letras en una y otra región, poniéndoles su cultura y su propio corazón.